Instalaciones de la Cámara de Comercio e Industrias y Agricultura de Panamá. Foto: Cortesía

Lunes, 25 de abril  de 2022 En múltiples ocasiones, los panameños – sector público, privado, trabajadores y sociedad civil organizada – hemos sabido trabajar de manera mancomunada, para alcanzar objetivos que han llevado a obtener grandes beneficios para el país. En ello, el diálogo y el respeto han prevalecido a la hora de considerar los objetivos comunes que se traducen en desarrollo y bienestar para todos.

El Título Constitucional del Canal de Panamá, la modernización de los servicios públicos, la apertura al comercio internacional, el centro bancario internacional, la zona especial Panamá Pacífico, la Ley de Sedes Multinacionales, la de Ciudad del Saber; la Ley de Transparencia y la modernización del proceso de compras son ejemplos de esa sinergia que permite ejecutar acciones oportunas y visionarias por el bien común.

No obstante, en la actualidad, si realmente queremos volver a aspirar a alcanzar estos beneficios para Panamá, la dinámica de construcción conjunta de políticas públicas entre los Órganos del Estado y los diferentes grupos que conformamos el país debe mejorar, y existen muchas oportunidades para hacerlo, partiendo de que, debe existir una sana relación de trabajo, donde cada uno desde su rol o sector juegue el papel que le corresponde; y, aunque no siempre estando de acuerdo, tengamos la capacidad de argumentar y consensuar.

Para esto, necesitamos renovar con sentido de urgencia nuestro compromiso con el futuro de Panamá, y eso comienza con el respeto entre las partes y la voluntad de construir consenso, como ya lo hemos hecho en el pasado.

Este planteamiento es oportuno, toda vez que tenemos por delante un desafío único que va mucho más allá del Gobierno o de las autoridades de turno. Tenemos un compromiso de pensar a largo plazo y enfocarnos en retos que demandan la mejor versión de nosotros mismos para el beneficio de todos, como lo son: la reingeniería del sistema educativo, la sostenibilidad de la Caja de Seguro Social, el funcionamiento del Sistema de Administración de Justicia, la lucha contra la corrupción y el cumplimiento de la ley mediante mayor apertura y transparencia; la transformación de nuestra matriz energética; la protección de la mujer ante la violencia y la desigualdad en todas sus formas; las acciones urgentes para superar las listas discriminatorias; la modernización de los servicios públicos; la aceleración de la economía digital; y las nuevas formas de comercio; entre otros.

Ninguno de estos desafíos se resuelve desde la división y la confrontación, desprestigiando al sector privado o al público, o reforzando la creencia que los asuntos del Estado son de incumbencia exclusiva de los funcionarios electos. En el sector empresarial debemos aceptar nuestra cuota de responsabilidad en el estado de las cosas del país. Y es que creer que los empresarios solo debemos ocuparnos de asuntos de empresarios, es el camino más seguro hacia la desconexión y la irrelevancia de nuestro discurso en la sociedad.

Las circunstancias nos exigen a todos por igual elevarnos a la altura de las exigencias de la población. Por lo que hacemos el llamado humilde a que dejemos atrás la política de la división, y que caminemos por la senda del consenso, del respeto de opiniones y del trabajo conjunto que tantos éxitos nos han dado en beneficio de la población panameña.

En la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá siempre buscaremos estar a la altura de las circunstancias, poniendo los intereses del país por encima de los particulares, entiendo que con un desarrollo transversal, equitativo y sostenible ganamos todos.