Miércoles, 22 de junio de 2022 POR ZACHARY STIEBER  Algunos de los estadounidenses más jóvenes comenzaron a recibir vacunas contra la COVID-19 el 20 de junio, luego de que las autoridades de EE. UU. autorizaran y recomendaran las vacunas.

La población menor a los 5 años no podía vacunarse el COVID desde el inicio de la pandemia. Ahora, todos los estadounidenses, excepto los menores de 6 meses, pueden hacerlo.

Algunos padres habían estado esperando la autorización y llevaron inmediatamente a sus hijos a vacunarse.

“Él nunca ha jugado con otro niño adentro”, dijo McKenzie Pack de Lexington, Carolina del Sur, a The Associated Press luego de que su hijo de 3 años recibiera una dosis de Moderna. “Esto será un gran cambio para nuestra familia”.

Otros se mantienen al margen, señalando que las vacunas no han demostrado ser tan eficaces como se promovieron en un principio.

“Parece que todos los que han vacunado, reforzado y están completamente protegidos todavía se han contagiado de COVID”, dijo Amy Rands de Oakland, California, al San Francisco Chronicle.

Aquí hay cinco cosas que hay saber acerca de los niños pequeños y las vacunas.

Cantidades de dosis
Las vacunas de Pfizer y Moderna ya están disponibles para los niños pequeños. La serie primaria de Pfizer consta de tres dosis, y la segunda dosis se recomienda entre tres y ocho semanas después de la primera, y la tercera al menos ocho semanas después de la segunda. La segunda dosis de Moderna se recomienda entre cuatro y ocho semanas después de la primera.

Cada dosis de la vacuna de Pfizer es de 3 microgramos, es decir, un tercio de la que se administra a los adultos y a muchos niños mayores. La dosis de Moderna para la población más joven es de 25 microgramos, una cuarta parte de la que se administra a los adultos.

La vacuna de Pfizer ofrece poca protección hasta que se administran tres dosis, según el ensayo de la empresa.

“Para las personas que han recibido esa vacuna, que han recibido, digamos, dos dosis de esa vacuna, tienen que saber que no están protegidos, y tendrán que esperar unos meses hasta que estén protegidos. Y me pregunto si los padres entenderán eso”, dijo el Dr. Paul Offit, que asesora a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) acerca de las vacunas, durante una reunión reciente.

La vacuna de Moderna, por su parte, necesita una dosis menos, pero ha provocado un mayor número de niños con fiebre.

Las vacunas se están administrando en consultorios de pediatras, farmacias y otros establecimientos.

Al igual que todas las vacunas contra COVID-19, las vacunas se ofrecen de forma gratuita, y el gobierno paga la factura.

Niños tienen poco riesgo de contraer COVID-19
Se han registrado aproximadamente 2.5 millones de casos de COVID-19 entre niños de 0 a 4 años en Estados Unidos hasta mediados de junio.

Alrededor de 40,000 de los niños infectados, o el 0.1 por ciento, requirieron atención hospitalaria, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Cerca del 14 por ciento de ellos fueron ingresados por otras razones, según los datos.

Tan solo 215 muertes de niños de 6 meses a 4 años han estado relacionadas con la COVID-19, según un recuento preliminar reciente.

Por qué se autorizaron las vacunas
Los dos ensayos que permitieron la autorización se basaron en una técnica llamada inmunobridación en lugar de las mediciones de eficacia clínica más tradicionales.

La técnica permitió que Pfizer y Moderna compararan los niveles de anticuerpos en una selección de niños con los niveles en un grupo aleatorio de adultos de ensayos completados en 2020.

Esto, según las empresas y algunos expertos, es suficiente para demostrar la eficacia de las vacunas.

Esta opinión dista mucho de ser universal, especialmente porque las vacunas han obtenido un peor desempeño contra las nuevas variantes del virus del PCCh (Partido Comunista Chino) que causa el COVID-19.

La eficacia contra la infección se midió como criterio de valoración secundario. La eficacia de la vacuna de Moderna fue insuficiente, es decir, inferior al 50 por ciento, y la eficacia de la vacuna de Pfizer fue poco confiable.

Tanto los análisis de inmunobridación como las estimaciones de eficacia se obtuvieron de un pequeño número de voluntarios del ensayo.

Se analizó la inmunogenicidad de un subgrupo de 490 participantes de Moderna. Las mediciones de la respuesta inmunitaria de Pfizer se basaron en tan solo 220 niños.

Las estimaciones de eficacia se basaron en aproximadamente 4100 voluntarios de Moderna y 992 participantes de Pfizer, respectivamente, que recibieron las vacunas.

Ninguno de los dos ensayos presentó resultados de eficacia contra la enfermedad grave o la muerte. De hecho, hubo más casos de enfermedad grave entre los participantes vacunados por Pfizer que entre los que recibieron un placebo.

Los científicos del gobierno y sus asesores dicen que se puede suponer que las vacunas protegerán contra la enfermedad grave y la muerte en función del desempeño de las vacunas en grupos de mayor edad. Algunos expertos dicen que eso está por verse.

División sobre la necesidad
Debido a la escasez de datos y al pequeño riesgo que la COVID-19 representa para los niños pequeños, además de las preocupaciones sobre la seguridad de las vacunas, los expertos están divididos respecto a si los niños deben vacunarse.

Los CDC recomiendan que prácticamente todos los niños se vacunen, incluyendo aquellos que tengan 6 meses de edad. Y varios grupos de atención médica y médicos ofrecieron su apoyo para la vacunación generalizada.

Los pediatras deberían “promover la vacunación y administrar las vacunas contra el COVID-19”, dijo la Academia Americana de Pediatría en un comunicado.

“No debemos cesar en nuestros esfuerzos para asegurarnos de que todas las familias puedan beneficiarse de la protección de estas vacunas”, según la Dra. Moira Szilagyi, presidenta del grupo.

Pero otros expertos argumentan que pocos niños, o ninguno, necesitan una vacuna.

El Departamento de Salud de Florida dijo en un comunicado que no recomienda las vacunas contra el COVID-19 “para niños sanos”, y agregó que “la evidencia actualmente disponible sobre las vacunas contra el COVID-19 para niños de 6 meses a 5 años es inadecuada para evaluar los riesgos y beneficios”.

Otro punto clave: alrededor del 70 por ciento de los niños pequeños tienen evidencia de infección previa, lo que les brinda un nivel de protección contra la reinfección y la enfermedad grave.

Muchos padres de niños pequeños son conscientes de los problemas. Solo el 18 por ciento tiene previsto vacunar a sus hijos de inmediato, mientras que el 27 por ciento dijo que definitivamente no vacunará a sus hijos, según una encuesta de abril. Una encuesta no publicada realizada por los CDC en febrero y presentada durante una reunión reciente reveló que aproximadamente la mitad de esos padres vacunarían definitivamente o probablemente a sus hijos.

Una encuesta no publicada realizada por pediatras y otros profesionales de la salud infantil que se presentó durante la misma reunión reveló que alrededor del 75 por ciento de los profesionales tenía previsto ofrecer las vacunas contra COVID-19 a los niños pequeños.

Preocupaciones por la seguridad
Los científicos de la FDA dijeron que el riesgo de los efectos secundarios de las vacunas era superior a los beneficios conocidos y posibles, incluida la protección contra enfermedades graves.

Los datos de seguridad fueron los más sólidos de los tres ensayos, ya que se basaron en miles de participantes en cada uno de los estudios.

Un mayor porcentaje de participantes vacunados en ambos estudios informó de reacciones adversas. También hubo un mayor porcentaje de acontecimientos adversos graves en los receptores de Moderna en comparación con el grupo de placebo, pero los investigadores del estudio y la FDA concluyeron que todos ellos, excepto dos, no estaban relacionados con la vacuna.

Las autoridades afirmaron que las reacciones en general fueron similares a las observadas tras las vacunaciones infantiles rutinarias, como la del sarampión.

Sin embargo, algunas partes externas dijeron que el ensayo planteó preocupaciones de seguridad y alentaron a los padres a investigar antes de tomar la decisión de vacunar a sus hijos.

“Creo que es realmente importante que entiendan cuántas personas y cuántos bebés estuvieron realmente en esto en los [ensayos]”, dijo Kim Witczak, defensora de la seguridad de los medicamentos a The Epoch Times. “Esta decisión será una con la que vivirán el resto de su vida. Así que definitivamente deberían tomarse el tiempo y familiarizarse con los datos”. Fuente: The Epoch Times en español