A partir del último cuarto del siglo XX el capitalismo logra imponer su modelo neoliberal que significa un importante retroceso en las conquistas de la clase trabajadora.  Se impone una dominación ideológica en la que las soluciones son de carácter individual y se sataniza cualquier intento de organización y lucha de los sectores sociales excluidos. Se incrementa la explotación, la desigualdad, la pobreza y, con esto, la exclusión de importantes elementos que determinan la salud.

Llamamos determinantes sociales  de la salud a todos aquellos factores que  en cuya  ausencia o deterioro determinan la aparición de enfermedades, aumentan las discapacidades y la mortalidad.  Los más relevantes son  trabajo decente y salario digno, la alimentación, vivienda digna, agua potable, ambiente saludable y también el sistema de salud.

De allí se deriva que la pobreza incide directamente en la salud de la población.

Tenemos indicadores de antes de la pandemia que son una vergüenza, pero que también son la lógica consecuencia de ser el 6º país más desigual del planeta y el segundo en la región con menor inversión social.

Había más de 400 mil panameños desnutridos y cada semana morían 2 por causas relacionadas a la desnutrición; morían cada año alrededor de 1400 niños antes de cumplir un año de edad y más de cien mujeres morían por causas relacionadas con el parto.

El 72% de la infraestructura de los centros médicos de la Caja de Seguro Social (CSS) está ‘muerto’ o ‘enfermo’, según un informe de hace un año. ¿Qué podemos imaginarnos de las instalaciones del MINSA? (p. ej. las movilizaciones de Penonomé en reclamo por salvar el Hospital Aquilino Tejeira).

Con la aparición de la pandemia de covid  19, se pone dramáticamente en evidencia la grave crisis que azota la humanidad, de carácter sanitario, pero también y como consecuencia de la grave crisis económica, la ambiental, social, política, ética (corrupción, carencia de solidaridad…).

La crisis de la pandemia puso a prueba la construcción de nuestra institucionalidad social pública, la cual no resistió el embate y se derrumba ante nuestros ojos. En este sentido sobresalen el colapso de los sistemas de salud, educación y desarrollo social.

La pobreza se amplía y se profundiza: Del 19.2% de población pobre, pasó al 32%, en el 2020, superando al millón 300 mil panameños.  Sólo que esta vez se aloja en las áreas urbanas donde promete ser detonante de innumerables problemas sociales.

En el contexto de la urgencia sanitaria, provocada por el covid 19 (a 10 meses de conocerse el primer caso, estaríamos cerca de rebasar los 300 mil contagios y llegar a los 5 mil muertos, además de las secuelas que ha dejado en muchos de los sobrevivientes la cruel enfermedad)  PROPONEMOS:

  • Que se brinde protección a los trabajadores que se reincorporan al trabajo. Transporte seguro y gratuito, garantizando la bioseguridad. Todas las medidas relativas a los trabajadores deben tomarse con la anuencia de sus organizaciones.
  • Exigimos el pago de los salarios y turnos al personal de salud como el respeto al descanso necesario ante la presión de las condiciones laborales de seguridad y sobrecarga de trabajo.
  • Exigimos plena transparencia en la contratación de la vacuna y los aspectos de costos y seguridad de la misma.

 

Finalmente, algunas consideraciones sobre el Proyecto 311. Fue aprobado por todos los partidos políticos y los seudo-independientes. Esto obedece a las líneas impuestas por el Banco Mundial que impone políticas neoliberales en las que la salud debe ser una mercancía.

Recordemos que en el año 2005,  el gobierno PRD de Martín Torrijos y la ministra Rosario Turner, hubo un intento similar de imponer el “SPUS”, derrotado por los luchadores sociales.  Desde entonces numerosas actividades de la CSS,  han sido privatizadas  (hemodiálisis, cirugías cardio vasculares, etc. así como otros servicios no médicos).

Entre los beneficiarios de ese proyecto  se encontraba el Sr. Carlos Slim, multimillonario mexicano que ejerce el negocio de la salud para pobres en su país. Consistía en un plan de “salud para todos”. Pero no todas las enfermedades hacían parte de su oferta. Las conocidas como catastróficas pasaban a la medicina como mercancía regulada por el “libre mercado” que de libre no tiene nada.  La “salud para todos” la pagamos con nuestras cuotas.  La otra entra al mundo de las mercancías.  Pagar o morir.

La solución no puede ser otra que cambios profundos por una sociedad con justicia social.

Nuestra propuesta para los trabajadores humildes y honestos de la ciudad y del campo es la de organizarse en puestos de trabajo, en sus comunidades. Llamar a cabildos abiertos de consulta sobre las necesidades apremiantes y acciones de lucha. Promover la unidad de todos los sectores que están sufriendo las consecuencias de un sistema económico responsable de la desigualdad. Un sistema que ve en la salud y la educación una mercancía y no un derecho que el estado debe garantizar. Crear poder popular en condiciones de auto convocar una constituyente originaria. Constituyente originaria que refunde la patria de todos, con justicia social.

Panamá, 16 de enero de 2021.