La educación es un factor crucial para el desarrollo del Panamá que todos sus habitantes merecen; y los centros educativos y sus comunidades juegan un papel fundamental dentro de ésta. Volver a las aulas no solo es importante para normalizar una situación extraordinaria y dar continuidad al proceso enseñanza–aprendizaje para el bienestar psicosocial de los alumnos, sino para poder atender las necesidades nutricionales de quienes viven en áreas caracterizadas por una alimentación deficiente.
Los grupos vulnerables han llevado la peor parte de esta crisis. Las estadísticas indican que, antes de la pandemia, 1 de cada 3 estudiantes se encontraba en situación de extrema pobreza multidimensional. Ese 33% se concentra en lugares como las comarcas indígenas, donde la conectividad es deficiente, lo que significa que, hoy en día, esos niños han perdido más de 18 meses de estudios. Y los estudios son su única real oportunidad de movilidad social.
Por todo lo anterior, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP) aplaude la decisión que recientemente tomó el Ministerio de Educación (MEDUCA) de volver a las escuelas. La data indica que las condiciones están dadas para que dicho retorno sea seguro para todas las partes. El 90% de maestros y profesores ya se encuentran vacunados y listos para volver a esa interacción humana que tanto aporta en el desarrollo educativo de los alumnos. El regente de la educación ha contado con año y medio para mejorar y adecuar las estructuras de escuelas y colegios a nivel nacional, con lo que los centros escolares tienen que estar en condiciones para cumplir con las normas de salubridad requeridas. En cuanto al estudiantado, la experiencia de escuelas piloto que han llevado adelante programas de tutorías y clases en sitio ha demostrado que, en los centros educativos, no se han reportado focos de contagio. Más aun, el Ministerio de Salud (MINSA) ha señalado que el distanciamiento entre estudiantes que utilizan mascarillas y respetan las medidas de bioseguridad puede ser de un metro; lo que permitirá una mayor concurrencia.
El país no puede esperar más por la transformación de su sistema educativo que haga posible la realización personal y profesional de las actuales y futuras generaciones. Las autoridades y los docentes tienen el deber de hacer esto posible; el primer paso para encarar este reto es seguir la hoja de ruta del retorno seguro a clases que cuenta con recomendaciones del Consejo Permanente Multisectorial para la Implementación del Compromiso Nacional por la Educación.
Con estrategia y voluntad, todo es posible.