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Adolfo Fábrega, Presidente de la CCIAP.

Lunes, 8 de mayo de 2023   Panamá está experimentando un consumo energético histórico. Según el Centro Nacional de Despacho (CND), solo en el 2023 se ha superado en más de cinco oportunidades la demanda energética registrada, algo que usualmente ocurre una vez al año. De hecho, la semana pasada, el CND reportó un consumo récord de 2,171 MW. No es para menos: la extensión de la temporada seca está poniendo nuevamente en jaque al país, incluso con la amenaza de racionamiento de seguir así. Nos encontramos ante otra coyuntura que deja en evidencia la necesidad de acelerar las inversiones en infraestructura, calidad de servicios y acciones hacia la transición energética.

Desde la modernización del sector, los panameños hemos disfrutado de un aumento sin precedentes en la cobertura y disponibilidad energética. Gracias a eso, nuestra economía ha podido crecer en innumerables renglones, beneficiando directamente a miles de panameños. Esto fue resultado de instituciones fuertes y un marco jurídico claro que permitió la atracción de grandes inversiones.

Sin embargo, desde hace unos años, decisiones poco transparentes y la politización del sector han traído como consecuencia la pérdida de dinamismo en el mismo y la falta de inversiones necesarias para modernizar el sistema, principalmente en transmisión y distribución de la energía. Lo que antes estaba en un plan claro, de pronto se convirtió en una discusión interminable y paralizante. Tal situación está teniendo un impacto directo en el sector privado, así como en los consumidores, quienes han visto un creciente deterioro en la calidad de los servicios de energía. Rubros como el turismo y el comercio en el sector Oeste y la riviera pacífica se ven afectados de forma importante ante los cortes de energía. El hecho de que a estas alturas aún tengamos significativos retos en transmisión, distribución y servicios es un indicativo de que algo no anda bien en el sistema.

Sumado a ello, los fenómenos climáticos y políticos a nivel mundial, como la invasión rusa a Ucrania, dejan en evidencia que todo lo relacionado con la energía debe ser tratado como tema de Estado, por su vital importancia para el futuro del país. Si bien Panamá no controla el clima ni puede evitar nuevas guerras, sí tiene en sus manos – con inversiones en transmisión y distribución – la capacidad de acelerar la Agenda de Transición Energética para continuar el crecimiento de su matriz de energías limpias, y así enfrentar mejor las incertidumbres climáticas y geopolíticas.

Hoy, nos encontramos en una situación crítica debido a una estación seca prolongada, a la cual se sumó hace unos meses el aumento en el precio de los combustibles. Es muy probable que mañana tengamos que enfrentar otro factor de inestabilidad en nuestro entorno. Ante esta realidad, es imprescindible actuar con rapidez. En este sentido, desde la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá hacemos un llamado para recuperar el impulso del sector energético y su dinámica de inversión, implementando una visión clara y reglas definidas que permitan construir un futuro próspero para todos los panameños.