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Sede de las Cámara de Comercio e Industria y Agricultura.

Lunes, 12 de junio de 2023   Desafortunadamente, esta semana se dieron nuevos cierres de calle, tanto en las ciudades de Panamá y Colón, como en el interior del país, producto de

situaciones prevenibles y donde nadie gana y todos perdemos; en especial, miles de panameños que pagaron con pérdidas de citas, exámenes,

productos y cargas que no llegaron al destino a consecuencia de una falta grave de entendimiento.

 En momentos cuando todos necesitamos de una economía vigorosa, que genere empleos y oportunidades, cada cierre de calle nos aleja un poco más

de la reactivación y generación de plazas de trabajo.

 Cada vez que esto ocurre, se registran perjuicios demoledores para la actividad económica nacional, muy especialmente para miles de micro y pequeñas

empresas, y miles de panameños que ven su vida afectada severamente.

 Con cada cierre, la productividad de miles de personas se ve afectada: aumentan los tiempos de entrega, genera ausencias y tardanzas innecesarias en el

cíclo de cada actividad agropecuaria, comercial, industrial, y el resto de las actividades de servicios que componen nuestra economía.

 Miles de estudiantes quedan atrapados y pierden clases, como si no fuera suficiente el impacto de pérdida de clases durante la pandemia del COVID, y lo

retrasado que está nuestro sistema educativo en proveerle a nuestros jóvenes las herramientas para insertarse en la vida productiva nacional y valerse por

sus propios medios.

 Para un país cuya economía se sustenta en su plataforma de servicios y posición geográfica, el mensaje que se envía al mundo con cada cierre de calles,

además de nefasto, es un argumento en contra de nuevas inversiones y generación de empleo.

 En Panamá ya tenemos suficiente evidencia que este tipo de trastornos en nuestra movilidad a quien realmente afecta es al ciudadano, en todos los órdenes

de su vida.

Desde la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá demandamos un sentido de urgencia por parte de nuestras autoridades frente

a este tipo de actuar irresponsable. De igual forma, reclamamos todo el peso de la Ley para quienes interrumpen y afectan el bienestar de nuestros ciudadanos. 

Solo así podremos convivir en una sociedad donde se respete el derecho ajeno y a nadie se le ocurra que es una buena idea cerrar calles.  

Desafortunadamente, esta semana se dieron nuevos cierres de calle, tanto en las ciudades de Panamá y Colón, como en el interior del país, producto de

situaciones prevenibles y donde nadie gana y todos perdemos; en especial, miles de panameños que pagaron con pérdidas de citas, exámenes,

productos y cargas que no llegaron al destino a consecuencia de una falta grave de entendimiento.

 En momentos cuando todos necesitamos de una economía vigorosa, que genere empleos y oportunidades, cada cierre de calle nos aleja un poco más

de la reactivación y generación de plazas de trabajo.

 Cada vez que esto ocurre, se registran perjuicios demoledores para la actividad económica nacional, muy especialmente para miles de micro y pequeñas

empresas, y miles de panameños que ven su vida afectada severamente. 

Con cada cierre, la productividad de miles de personas se ve afectada: aumentan los tiempos de entrega, genera ausencias y tardanzas innecesarias en el

cíclo de cada actividad agropecuaria, comercial, industrial, y el resto de las actividades de servicios que componen nuestra economía.

 Miles de estudiantes quedan atrapados y pierden clases, como si no fuera suficiente el impacto de pérdida de clases durante la pandemia del COVID, y lo

retrasado que está nuestro sistema educativo en proveerle a nuestros jóvenes las herramientas para insertarse en la vida productiva nacional y valerse por

sus propios medios.

 Para un país cuya economía se sustenta en su plataforma de servicios y posición geográfica, el mensaje que se envía al mundo con cada cierre de calles,

además de nefasto, es un argumento en contra de nuevas inversiones y generación de empleo.

 En Panamá ya tenemos suficiente evidencia que este tipo de trastornos en nuestra movilidad a quien realmente afecta es al ciudadano, en todos los órdenes

de su vida.

Desde la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá demandamos un sentido de urgencia por parte de nuestras autoridades frente

a este tipo de actuar irresponsable. De igual forma, reclamamos todo el peso de la Ley para quienes interrumpen y afectan el bienestar de nuestros ciudadanos. 

Solo así podremos convivir en una sociedad donde se respete el derecho ajeno y a nadie se le ocurra que es una buena idea cerrar calles.