En los últimos cinco meses, ingenieros, médicos intensivistas, universidades, centros de investigación y empresas han trabajado en conjunto para fabricar prototipos de ventiladores mecánicos de emergencia.
Al inicio de la pandemia por la COVID-19, el aumento de la demanda global de ventiladores para atender a pacientes con insuficiencia respiratoria en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), propició la escasez de estos equipos, así como restricciones de exportación y el incremento en su costo. Surgió, entonces, la Iniciativa Ventiladores por Panamá, en la cual la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) forma parte de la coordinación general.
INICIATIVA
El Secretario Nacional Encargado de la SENACYT, Dr. Víctor Sánchez Urrutia, destacó que la Iniciativa Ventiladores por Panamá evidencia que nuestro país cuenta con capacidades técnicas de calidad y que, a través de la colaboración, se pueden encontrar soluciones creativas a problemas tan importantes como los desafíos que nos ha traído la pandemia. “En la SENACYT hemos impulsado que en Panamá se generen las sinergias necesarias para que, con creatividad, técnica y recursos, se promueva la ingeniosidad para la solución de problemas que al final se traducen en beneficios para la población”.
“El objetivo principal era apoyar a los equipos de ingenieros que estaban adelantando prototipos de ventiladores mecánicos de emergencia fabricados localmente, con los aspectos de diseño homologado, logística de acceso a instalaciones, equipamiento, contactos y planificación experimental, que les permitiera pasar de un prototipo académico, a un producto acabado y validado para que, en caso tal que se llegara a saturar el sistema de salud pública y no hubiera más equipos, éstos estuvieran disponibles para salvar vidas”, detalla el Dr. Rolando Gittens, investigador del INDICASAT AIP y uno de los coordinadores generales.
Los ventiladores mecánicos son equipos biomédicos que suplen o reemplazan las funciones respiratorias de un paciente, ya sea que esté sedado y no pueda respirar adecuadamente por sí mismo, o que esté despierto y con respiración espontánea, pero requiere un suministro de gases adicional.
A PRUEBA
En una primera fase, los equipos que participan en la iniciativa sometieron sus prototipos a pruebas funcionales con maniquíes de simulación médica, que se realizan en el Centro Regional para el Adiestramiento y Simulación en Salud (CREASS AIP), en la Ciudad del Saber.
En estas pruebas se miden los valores mínimos, normales y máximos de parámetros como la presión, frecuencia respiratoria y la relación entre el tiempo inspiratorio y el espiratorio (relación I:E), para asegurar que el aparato tenga la capacidad de suministrar al potencial paciente, la cantidad requerida de aire u oxígeno. Entre el 24 de abril y el 24 de julio de este año, las pruebas funcionales han sido superadas por dos de los prototipos adelantados por distintos equipos de ingenieros.
Las fases 2 y 3 consisten en ensayos preclínicos en animales sanos y lesionados, para simular las dificultades respiratorias de un paciente con COVID-19. Estos ensayos se han realizado en cerdos, con la aprobación del Comité de Bioética de Uso de Animales de la Universidad de Panamá y junto a médicos veterinarios de esta institución, para garantizar que el funcionamiento de los dispositivos es seguro y efectivo.
Los prototipos deben ser capaces de ventilar a un animal lesionado por 60 minutos, manteniendo los niveles fisiológicos de gases en sangre, metabolitos y presión sanguínea adecuados.
“El avance ha sido una experiencia muy interesante, interdisciplinaria. Tuvimos la ventaja de comenzar con profesores muy capacitados, los médicos intensivistas, los terapistas respiratorios, que han estado acompañándonos desde el principio, para aprender lo que se debe hacer. Pasamos de una clase en un tablero, a tener un equipo que puede ser certificable, que estamos seguros de que no va a fallar en el campo”, comenta la Dra. Elida de Obaldía, de la UTP y parte del grupo de coordinadores generales de la iniciativa.
EQUIPO
El prototipo PSED-AMBU-PLC, del equipo conformado por el Ing. Paulo Moreira, Max Kretzschmann, Cristian León y Alí Mohamed, de la empresa Panama Service Electronics & Distribution (PSED), pasó los ensayos con animales y ha sido validado.
El aparato del equipo UTP-100P-FC, liderado por el Dr. Alejandro Von Chong y el Ing. Anthony García de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) y por el Ing. Julio Grossman, de la Fundación 100 Panas, es el segundo más avanzado, a punto de comenzar las pruebas de la última fase.
Un equipo de la Universidad Latina, integrado por los profesores Leonel González, Ernesto Ibarra y Rangel Alvarado, está trabajando en su prototipo FESTO de flujo continuo, y la Universidad Especializada de las Américas (UDELAS) participa en la iniciativa con un ventilador neumático llamado PANAVENT. Ambos están en la etapa de pruebas funcionales (con maniquíes). El grupo del FabLab de la UTP también es parte de la iniciativa.
Los equipos han creado sus propios componentes electrónicos o han usado partes pre-certificadas cuando ha sido posible, para facilitar el camino regulatorio. También han desarrollado sus propios algoritmos, programación y diseño estético.
“En menos de 5 meses, la Iniciativa Ventiladores por Panamá ha alcanzado su objetivo gracias al talento y trabajo incansable de todos los profesionales involucrados”, añade el Dr. Gittens.
La Iniciativa Ventiladores por Panamá tiene un equipo de coordinación y de asesores que incluye médicos intensivistas, bioingenieros, físicos, médicos veterinarios de la UP, terapistas respiratorios, investigadores del INDICASAT AIP y de la UTP, representantes del Ministerio de la Presidencia y de la SENACYT.
Sobre la SENACYT: La Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) es una institución autónoma cuya misión es convertir a la ciencia y a la tecnología en herramientas para el desarrollo sostenible de Panamá. Nuestros proyectos y programas están enfocados en potenciar el desarrollo científico y tecnológico del país y de este modo, cerrar la brecha de la desigualdad y fomentar un desarrollo equitativo que mejore la calidad de vida de los panameños