Jueves, 30 de junio de 2022   Por. Jaime Cheng Peñalba     A pesar de que el tema del acoso sexual por parte de algunos docentes en las universidades del Estado panameño es de vieja data y ha sido denunciado en distintos medios de comunicación, el mismo lejos de disiparse, ha adquirido nuevas connotaciones que algunos llaman “nuevas tendencias” de la violencia sexual camuflada.

Los altos salarios de ciertos profesores a tiempo completo y el hecho de que la ley en materia de retiro y jubilación les permite seguir laborando “hasta que la muerte lo decida”, ha dado pie a un nuevo estilo de seducción hacia estudiantes y docentes universitarias muy jóvenes en el cual los protagonistas son profesores varones sexagenarios que buscan una “nueva relación sentimental” de la mano de estudiantes y profesoras bisoñas que reúnen los atributos físicos que estos magister y doctores andan buscando.

El hecho de contar con estabilidad laboral y tener varias fuentes de ingresos “jugosos” a lo interno de las universidades estatales ha marcado la aparición de un nueva especie de “sugar daddy” quien localiza, seduce y persigue a las muchedumbres femeninas quienes son objeto de muchas ofertas “no decentes” en el cual  el plato principal es el bienestar económico, más no el amor de consenso como es humanamente conocido.

Aunque el concepto de “sugar daddy” tiene mucho que ver con regalías y compañías sexuales de mujeres jóvenes hacia hombres vetustos y con riqueza monetaria, en el caso de los profesores varones universitarios ( nuevos sugar daddys ) el fenómeno ha llegado incluso a traspasar la barrera de lo “ocasional” para convertirse en un asunto más formal, es decir el reinicio de un nuevo “matrimonio” y lazo familiar.

De esta forma, el nuevo “sugar daddy universitario” finiquita una unión matrimonial de décadas para inaugurar otra junto a una mujer que le dobla y hasta triplica en edad.

Aunque algunos de estos “sugar daddy” universitarios alegan que su nueva relación está basada en el amor, lo cual no es muy fácil de creer ya que la misma ocurre dentro del claustro universitario y teniendo como grandes ventajas los ofrecimientos que se hacen sustentadas en el poder económico y cuotas de influencias dentro del campus universitario.

¿ Qué hubiese ocurrido si la joven pareja del profesor longevo no tuviera las necesidades económicas y por el contrario gozara de un buen salario y autoestima como mujer? Nos dice el libro de Proverbios del Antiguo Testamento: “ porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite; mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como espada de dos filos ( Proverbios 5: 3-4 )”

Ya que las universidades estatales se han convertido en una extensión más de la cultura clientelista politiquera, a muchos docentes y administrativos les da mucho temor el hablar de estos temas que son considerados como una especie de “tabúes” y en su lugar solo procuran seguir las “reglas” del ascenso establecidas por las cofradías de caciques y gamonales académicos llámense coordinadores, directores, decanos y rectores quienes responden también al beneplácito de su clientela política interna.

El fenómeno del “sugar daddy” universitario desde luego que atenta contra toda norma de ética y moral establecida. De parte del docente sexagenario cuando este decide por una “calentura hormonal” y emocional romper con un matrimonio de años y de parte de la “nueva joven esposa” cuando ésta a cambio de una fuente de ingreso estable decide claudicar a su mandato biológico y cronológico así como a la ética de mujer profesional para pasar las siguientes lunas en la alcoba de un hombre en otoño.

JAIME CHENG PEÑALBA

SOCIOLOGO Y DOCENTE PANAMEÑO